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La metadona es droga estatal para adictos: solución química a problema químico. El sujeto sigue ausente, ahora con receta.

Apagar fuego con gasolina.
La metadona es la solución farmacológica al problema farmacológico: una droga para tratar la adicción a otra droga. La lógica es impecable en su circularidad: si el problema es químico, la respuesta debe ser química. El sujeto desaparece dos veces: primero en la heroína, después en su sustituto legal.
Esta estrategia revela algo de nuestra época: preferimos administrar el síntoma antes que interrogarlo. La metadona no cura; gestiona. Mantiene al adicto funcional sin preguntarle qué buscaba en la sustancia. Es el control de daños elevado a política sanitaria. El Estado se convierte en dealer autorizado, dispensando un goce regulado para evitar el goce desregulado.
La clínica contemporánea enfrenta sujetos medicados que nunca hablaron de su adicción. Llegaron a un mostrador, no a un consultorio. La pregunta por el deseo quedó suspendida indefinidamente por la eficacia del sustituto.
References
Loose, R. (2011). Modern symptoms and their effects as forms of administration. En Y. Goldman Baldwin, K. Malone & T. Svolos (Eds.), Lacan and Addiction: An Anthology (pp. 1-38). Karnac Books.


