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  • Foto del escritor: Psicotepec
    Psicotepec
  • 21 sept 2024
  • 1 Min. de lectura

Actualizado: 20 jul


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Escucha incompleta.


El sujeto que sufre articula una verdad que excede lo individual: su malestar psíquico funciona simultáneamente como síntoma personal y denuncia social. La clínica revela cotidianamente esta paradoja fundamental: lo más íntimo es precisamente lo más político. El sufrimiento aparentemente privado señala con precisión quirúrgica las heridas sociales que pretendemos ignorar colectivamente.


La observación analítica detecta una resistencia recurrente: la tentación de psicologizar problemas estructurales. Como el médico que trata la desnutrición con antidepresivos, el psicoanalista que ignora condiciones sociales opera una violencia epistémica adicional. La división artificial entre mundo "interno" y "externo" no refleja la experiencia humana sino la compartimentalización defensiva del pensamiento profesional.


El síntoma contemporáneo aparece como falsa dicotomía: psique versus sociedad. La verdadera curación requiere reconocer que habitamos simultáneamente ambos territorios, que somos producidos por las mismas condiciones que nos enferman. La escucha analítica genuina debe registrar tanto el grito personal como su eco social.


Psicoterapia
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    Psicotepec
  • 21 sept 2024
  • 1 Min. de lectura

Actualizado: 25 feb


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El sujeto consumidor habita una paradoja: cree satisfacer necesidades mientras alimenta compulsiones. No es mera transacción económica sino síntoma de un malestar más profundo: cada adquisición promete plenitud pero entrega vacío. El consumo devora experiencias, objetos y relaciones con idéntica voracidad, transformándose en un camaleón existencial que coloniza cada rincón subjetivo.


La observación clínica revela un patrón inquietante: el ciclo consumo-insatisfacción-nuevo consumo replica perfectamente la estructura adictiva. La economía psíquica del "uno más" nunca alcanza saciedad: cada objeto conquistado pierde inmediatamente su brillo, convirtiéndose en resto insignificante. El sujeto corre incesantemente en la cinta estática del deseo mercantilizado.


El consumo compulsivo aparece como solución fallida ante la angustia del vacío: intenta llenar con objetos lo que solo puede resolverse en el campo del sentido. La paradoja terminal: cuanto más consumimos para calmar la ansiedad, más se intensifica el malestar que pretendíamos aliviar.


 
 
 
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    Psicotepec
  • 10 ago 2024
  • 1 Min. de lectura

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La clínica actual se enfrenta a una paradoja central: mientras el sujeto contemporáneo exige respuestas rápidas y certezas inmediatas, el psicoanálisis persiste en la apuesta por la pregunta. No cualquier pregunta, sino aquella que erosiona lo sabido, desarma la defensa y abre un vacío fértil. La práctica psicoanalítica no busca resolver enigmas, sino sostenerlos: el inconsciente no es un depósito de verdades ocultas, sino un campo de fuerzas donde cada versión de la historia puede ser animada por un deseo de saber.


El mayor desafío del analista hoy no es interpretar, sino preguntar de un modo que despierte el anhelo de otra versión. No se trata de ofrecer sentido, sino de encender la inquietud que lo hace vacilar. Hay quienes buscan en la cura analítica una pacificación, pero el trabajo del analista es otro: sostener la tensión, hacer del síntoma un problema interesante, del relato un enigma aún por contarse.


Actualmente, el mercado exige narrativas homogéneas y coherentes: el psicoanálisis responde con el arte de avivar las versiones. En tiempos de respuestas preempacadas, el analista encarna una posición ética: aquella que devuelve al sujeto su pregunta.


 
 
 
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