Erecciones sin deseo
- Admin
- 3 may
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La verdadera disfunción no está en el pene que cae sino en una cultura que exige permanente erección como prueba de existencia subjetiva.

Erecciones sin deseo
Los jóvenes toman píldoras azules para sostener encuentros donde sus cuerpos ya no escuchan lo que desean. Buscan órganos infatigables mientras sus mentes se alejan de la escena erótica. Paradójicamente, cuanto más garantizan la potencia física, más evidencian su impotencia subjetiva para habitar el encuentro con lo imprevisible del otro.
El Viagra opera como ortopedia del deseo en tiempos donde la sexualidad ha mutado de experiencia a performance. Esta transformación revela la inversión perversa del mandato freudiano: ya no reprimimos lo sexual para sostener la cultura sino que medicalizamos el sexo para cumplir con el imperativo contemporáneo del goce obligatorio. El éxito farmacológico es síntoma de fracaso simbólico.
La clínica contemporánea recibe sujetos que confunden erotismo con hidráulica. Sus cuerpos químicamente modificados ejecutan actos perfectos que no les conciernen subjetivamente. El analista enfrenta la tarea de ayudarles a reconectar con la dimensión deseante que han tercerizado a la industria farmacéutica, restituyendo la dignidad de un deseo que incluya la posibilidad de intervalos, fallos y singularidades.
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