El refugio químico.
- Psicotepec

- 26 jul
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Actualizado: 19 ago
El adicto busca certeza, no placer. Convierte la química en oráculo: "Si consumo, me calmaré". La paradoja: controlar produce descontrol total.

El refugio químico.
La incertidumbre humana es insoportable. Mientras esperamos respuestas que nunca llegan, construimos altares a la previsibilidad. El adicto no busca placer: busca certeza. En un mundo donde los otros responden según sus propios laberintos internos, la sustancia promete una ecuación simple: consumo igual a efecto. La paradoja es cruel: quien más necesita control se entrega al descontrol más absoluto.
El psicoanálisis revela que la adicción funciona como una relación objetal primitiva, donde la sustancia ocupa el lugar del objeto primordial que debería haber respondido de manera predecible. La dependencia química reproduce la fantasía infantil de omnipotencia: "Si hago X, obtendré Y". Sin embargo, esta ecuación falsa genera la paradoja más devastadora: el intento de controlar produce la pérdida total de control.
La clínica contemporánea encuentra sujetos que han reemplazado la angustia del encuentro con el otro por la falsa seguridad del ritual adictivo. El analista debe trabajar con esta soledad radical, ayudando al analizante a tolerar la impredecibilidad del deseo humano. La cura implica aceptar que los otros no son máquinas expendedoras de respuestas programadas.




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