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Del sentido al síntoma.

  • Foto del escritor: Psicotepec
    Psicotepec
  • 22 ago
  • 1 Min. de lectura

El trabajo ya no sublima: reproduce. La oficina moderna es el nuevo diván donde se despliegan los síntomas del siglo XXI.

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Del sentido al síntoma.

El trabajo prometía ser el escenario donde el sujeto se realizaría, donde la pulsión encontraría cauce civilizatorio. Hoy, las oficinas se han convertido en consultorios involuntarios donde cada empleado exhibe su propia galería de síntomas. La sublimación cedió terreno a la repetición compulsiva. Donde antes había creación, ahora hay automatización del malestar.

La paradoja es reveladora: mientras más se tecnifican los procesos laborales, más arcaicos se vuelven los sufrimientos psíquicos. El burnout no es sino la versión contemporánea de la melancolía, pero despojada de su dimensión poética. El trabajo alienado produce sujetos alienados de sí mismos, atrapados en la ilusión de productividad mientras se consumen internamente.

La clínica contemporánea recibe pacientes que hablan del trabajo como de una relación tóxica de la cual no pueden escapar. El síntoma laboral se ha vuelto el nuevo síntoma histérico: expresión de un malestar que no encuentra palabras, solo actos fallidos disfrazados de eficiencia.

Psicoterapia
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