Anclados al instante
- Admin
- 3 may
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Congelamos el instante con sustancias para no ser reescritos, mientras el tiempo sigue corriendo y nosotros nos quedamos atrás, inmóviles y obsoletos.

Anclados al instante
Adictos al mismo momento, suspendemos la tiranía del tiempo que inscribe su novedad sobre nosotros sin piedad. Frente al vértigo de existir como tabletas perpetuamente reescritas, la sustancia promete un eterno presente donde nada cambia mientras todo permanece exactamente igual. El químico refugio nos protege del terror fundamental: ser superficie donde el devenir inscribe su crueldad incesante.
El toxicómano construye paradojas temporales: cuanto más inmóvil permanece en su goce, más velozmente se desintegra como sujeto. Su cuerpo, convertido en monumento a un instante petrificado, celebra la ausencia de movimiento mientras se deteriora a velocidades devastadoras. La destrucción física es el precio por esta peculiar victoria sobre la temporalidad que amenaza con transformarnos constantemente.
La clínica contemporánea enfrenta este dilema existencial disfrazado de problema químico. El analista debe reintroducir la dimensión temporal donde la droga ha instalado paréntesis químicos, ayudando al sujeto a tolerar la angustia de ser lienzo que el tiempo modifica. Aprender a habitar el movimiento resulta más sanador que cualquier estabilidad artificial.
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