
Area 76
Jun 18, 2023
Undécimo Domingo del Tiempo Ordinario
Reflexión
Podemos entender y relacionarnos fácilmente con los sentimientos de frustración y necesidad de ayuda. Es como sentirse acosado e impotente. A veces, podemos sentirnos perdidos e inseguros acerca de hacia dónde vamos en la vida, como ovejas sin pastor. Queremos encontrar nuestro camino, tener valores que nos guíen y comprender el significado y propósito de todo.
En un poema llamado "Extrañando a Dios" de Dennis O'Driscoll, el poeta habla sobre extrañar a Dios en momentos en que un científico en la televisión explica cosas complicadas sobre el universo utilizando ecuaciones. Esto puede hacernos sentir como si nuestro planeta simplemente estuviera girando sin una dirección clara, como una rueda deslizándose sobre la nieve.
Pero aquí hay un mensaje importante: el mensaje del reino sigue siendo muy real y se trata de compasión. Es tan relevante e importante hoy como siempre lo ha sido. El obispo David Jenkins lo resumió muy bien al decir: "Hay un Dios. Él es como Jesús. Hay esperanza." Esto significa que podemos encontrar esperanza y consuelo al saber que Dios está ahí para nosotros, tal como Jesús nos mostró.
Lectura
Éxodo 19:2-6; Salmo 100 (99); Romanos 5:6-11; Mateo 9:36-10:8
Meditación (Mateo 9:36-10:8)
La compasión es una cualidad especial que Jesús mostró en las historias de los Evangelios. Significa tener un gran corazón y preocuparse profundamente por los demás, especialmente cuando están pasando por momentos difíciles. En mi vida, ¿quiénes son las personas que me inspiran a ser compasivo? Y cuando me resulta difícil ser compasivo (por cualquier razón), ¿cómo reacciono o ayudo?
Jesús primero reunió a un grupo de seguidores llamados discípulos, y más tarde escogió a doce personas especiales, conocidas como apóstoles, para que salieran y difundieran su mensaje. A medida que crezco en mi fe y sigo a Jesús, ¿podría estar llamándome a un papel o responsabilidad especial en servir a los demás y ayudar a que nuestra comunidad de fe se fortalezca? ¿Cómo estoy respondiendo a ese llamado?
Jesús quiere que sus mensajeros tengan una misión clara: difundir su mensaje, comenzando por su propio pueblo, los judíos. A medida que la iglesia primitiva crecía, esta misión se expandió para incluir a personas de todas las naciones. Es importante que vayamos más allá de cuidar solo de nosotros mismos y nos enfoquemos en compartir las buenas nuevas con los demás. ¿Cómo me veo a mí mismo como seguidor de Jesús, con una misión de hacer de nuestro mundo un lugar mejor hoy?