Primeras inscripciones
- Admin
- 8 may
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La palabra 'yo' es una elaboración tardía; mucho antes de aprenderla, el niño ya ha mapeado su existencia en un universo de sensaciones que definen sus fronteras. Este mapa sensorial es el verdadero protolenguaje del ser.

Primeras inscripciones
Antes de que adquiramos lenguaje para nombrarnos, antes de que la razón elabore complejas narrativas sobre nuestra identidad, el cuerpo ya ha comenzado a trazar los contornos primordiales del ser. Esta cartografía sensitiva precede cualquier abstracción, cualquier construcción verbal del yo. Somos primero una experiencia táctil, una sensación de límites, un conjunto de percepciones que delimitan donde termino yo y comienza lo otro.
El infante que aún no puede decir "yo" ya experimenta su existencia separada a través de sensaciones: el hambre que tensa sus entrañas, el bienestar que sigue a la satisfacción, el dolor que circunscribe una zona específica de su corporalidad. Estas experiencias sensoriales constituyen la materia prima de la consciencia. La piel, frontera material entre el ser y el mundo, se convierte en el primer lienzo donde se dibuja la identidad mediante el registro de innumerables contactos, caricias, presiones y temperaturas.
Esta inscripción corporal primigenia persiste como sustrato permanente incluso cuando desarrollamos representaciones más sofisticadas de nosotros mismos. El análisis profundo revela cómo, bajo capas de elaboración intelectual, subyace siempre esta memoria somática fundacional. Los pacientes con trastornos de identidad frecuentemente manifiestan alteraciones en su esquema corporal, evidenciando que cuando la representación corporal original se distorsiona, toda la arquitectura posterior del yo se tambalea.
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