Neutralidad es responsabilidad.
- Psicotepec

- hace 3 días
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La neutralidad del analista no es frialdad sino precisión: sostener el dolor ajeno sin invadirlo con nuestras propias respuestas.

Neutralidad es responsabilidad.
La neutralidad mal entendida es el mejor refugio para la cobardía clínica. Confundir abstinencia con desinterés es transformar el consultorio en una morgue emocional donde el analista observa sin implicarse, escucha sin resonar. La verdadera neutralidad no es indiferencia: es la capacidad de sostener el dolor del otro sin colonizarlo con nuestras propias urgencias.
El compromiso analítico habita una paradoja: tomar posición sin imponer, sostener sin rescatar. Freud no inventó la neutralidad para crear estatuas de mármol, sino para despejar el campo transferencial de nuestros propios fantasmas. Pero neutralidad no significa sordera. El analista que no se conmueve ante el sufrimiento tampoco podrá reconocer cuándo algo del orden del deseo está emergiendo.
El analizante no busca un espejo mudo sino un testigo implicado. La ética del análisis exige disponibilidad afectiva: estar ahí, presente, sin fundirse con el otro pero sin abandonarlo a su soledad. Porque el psicoanálisis no cura desde la distancia aséptica, sino desde ese delicado equilibrio entre la proximidad y la alteridad.




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