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Más allá del TDAH.

  • Foto del escritor: Psicotepec
    Psicotepec
  • 20 jul
  • 2 Min. de lectura

Niños con síntomas que no figuran en manuales: padecen déficit de sentido, no déficit atencional.


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Los nuevos síntomas: Más allá del TDAH.


Los manuales diagnósticos no han logrado nombrar lo que está ocurriendo. Niños que presentan síntomas inéditos llegan a consulta con quejas que escapan a las categorías establecidas. No son hiperactivos ni distraídos en el sentido clásico; son hiperpresentes digitalmente pero ausentes corporalmente. Sufren de "síndrome de presencia fantasma": sienten vibrar teléfonos que no suenan, experimentan ansiedad cuando no reciben notificaciones, desarrollan depresión por ausencia de likes. Sus síntomas no califican para ningún DSM porque fueron diseñados por una realidad que el manual nunca anticipó.


La paradoja resulta desconcertante: mientras más precisos se vuelven nuestros instrumentos diagnósticos, más se nos escapan los malestares reales de los niños contemporáneos. El TDAH funciona como un cajón de sastre donde depositamos toda inquietud infantil que no logramos comprender. Un niño que no puede concentrarse en la escuela pero mantiene atención sostenida durante horas frente a videojuegos no padece déficit atencional; padece déficit de sentido. Su síntoma habla de una selectividad atencional que busca desesperadamente algo que valga la pena ser vivido.


El marco psicoanalítico nos enseña que todo síntoma es una formación del inconsciente que intenta comunicar algo sobre el sujeto y su relación con el mundo. Los nuevos síntomas infantiles no expresan disfunciones neurológicas sino intentos creativos de adaptación a una realidad que no ofrece espacios genuinos para la subjetivación. El niño que no puede dejar de moverse no padece hiperactividad; está buscando através del movimiento incesante la sensación de estar vivo que la cultura digital le niega.


La nomenclatura actual describe comportamientos pero ignora significados. "Trastorno explosivo intermitente" no explica por qué un niño estalla justamente cuando debe desconectarse de sus dispositivos. "Ansiedad de separación" no da cuenta de la angustia específica que emerge cuando se interrumpe la conexión digital. Necesitamos una nosografía que reconozca síntomas como "alexitimia digital" (incapacidad para identificar emociones sin emojis), "anhedonia analógica" (imposibilidad de experimentar placer en actividades no digitales), o "disritmia temporal" (desincronización con los tiempos naturales del cuerpo y la mente).


La clínica actual revela que estos nuevos síntomas no requieren medicación sino simbolización. Un niño que desarrolla "síndrome de realidad aumentada" (confusión creciente entre experiencias virtuales y reales) no necesita fármacos sino encuentros humanos auténticos que le permitan discriminar registros de experiencia. El analista descubre que cada síntoma inédito contiene un mensaje sobre las condiciones imposibles que nuestra cultura está creando para la constitución subjetiva, y que la cura pasa por escuchar lo que el síntoma intenta decirnos sobre el mundo que estamos construyendo.


Referencias


Levin, E. (2008). La imagen corporal sin cuerpo: angustia, motricidad e infancia. Revista Intercontinental de Psicología y Educación, 10(1), 91-112. Universidad Intercontinental.


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