Virtudes neoliberales
- Admin
- 6 ene
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Los términos "autoestima" y "resiliencia" se han convertido en los pilares gemelos de la subjetividad neoliberal, una maquinaria conceptual diseñada para producir sujetos dóciles ante la voracidad del mercado. La autoestima, lejos de ser una herramienta de autovaloración genuina, funciona como un imperativo superyoico implacable: "debes amarte lo suficiente como para seguir siendo productivo". Es la interiorización perfecta de la lógica mercantil en el núcleo mismo de nuestra relación con nosotros mismos.
La resiliencia completa esta operación perversa. No celebra la capacidad humana de resistir y transformar las condiciones adversas, sino que premia la sumisión silenciosa ante cualquier forma de violencia sistémica. El mensaje es claro: tu valor reside en tu capacidad de aguantar, de doblarte sin romperte, de absorber golpe tras golpe sin cuestionar jamás quién los propina. Es la despolitización perfecta del sufrimiento, convertido ahora en oportunidad de demostrar tu "fortaleza".
Esta pareja conceptual opera como el dispositivo perfecto del capitalismo contemporáneo: mientras la autoestima te exige estar constantemente a la altura de las demandas del mercado, la resiliencia te felicita por soportar sus consecuencias sin rebelarte. No es casual que este discurso confunda deliberadamente el optimismo sumiso con el verdadero entusiasmo que nace de la lucha y la transformación colectiva.
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