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La confesión como acto fallido.

  • Foto del escritor: Psicotepec
    Psicotepec
  • 11 sept
  • 1 Min. de lectura

Confesamos la ceguera para poder ver: la verdad no se descubre, se produce confesando.



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La confesión como acto fallido. Cixous describe su "postura de confesión" como efecto directo de la miopía. Confesar se vuelve necesario cuando no podemos verificar con la mirada lo que experimentamos. La confesión emerge del abismo entre certeza perceptiva y realidad psíquica.


Pero aquí opera una inversión crucial: confesar la falta de visión se convierte en el acto mismo que permite ver. La confesión no revela una verdad preexistente sino que produce la verdad que pretende describir. Confesamos para existir, no porque existamos.


El analizante llega al consultorio convencido de que debe confesar sus secretos para curarse. Descubre, en cambio, que el acto de confesar transforma retroactivamente el contenido de lo confesado. La verdad no está esperando ser descubierta; se fabrica en el acto mismo del decir. Referencia: Cixous, H., & Derrida, J. (2001). Velos. Siglo XXI.


Psicoterapia
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