Ficción verdadera.
- Psicotepec

- hace 12 horas
- 1 Min. de lectura
Mentimos para decir verdades que no sabemos. El análisis no corrige la historia: la hace habitable.

Ficción verdadera.
Somos animales que enferman de relato. No podemos existir sin tejer historias sobre quiénes fuimos, quiénes somos, quiénes seremos. Esta compulsión narrativa —tan humana como respirar— esconde una trampa: creemos que contamos lo que vivimos, cuando en realidad vivimos lo que contamos. El sujeto no precede a su historia; emerge de ella. Cada palabra que pronunciamos sobre nosotros mismos nos inventa un poco más, nos fija en una versión que tomamos por destino.
La paradoja del análisis reside en que la cura no consiste en alcanzar la verdad, sino en atravesar las ficciones. Freud descubrió que el paciente miente —omite, disfraza, embellece— y que precisamente en esas mentiras habita lo más auténtico. El lapsus delata, el olvido confiesa, la exageración señala. Lo falso funciona como vehículo de lo verdadero; la máscara revela más que el rostro desnudo.
La clínica contemporánea trabaja en ese territorio donde ficción y verdad se confunden productivamente. El analista no busca corregir el relato ni verificar los hechos: escucha las grietas, los énfasis sospechosos, los silencios elocuentes. No se trata de reconstruir lo que realmente pasó, sino de descubrir qué historia necesitamos abandonar para poder, finalmente, vivir otra.








Comentarios