El rostro como llamado primordial
- Admin
- 15 ene
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El rostro del Otro no es simplemente una configuración de rasgos físicos ni una máscara social: es la irrupción de una alteridad radical que precede a todo intento de comprensión o categorización. Antes de que podamos asignarle un significado, antes incluso de que podamos defendernos de su presencia, el rostro ya nos ha interpelado. Es una apertura que emerge desde más allá de la forma, una manifestación que excede lo visible.
Esta manifestación constituye el primer discurso, pero no porque articule palabras, sino porque establece la posibilidad misma de todo diálogo. El rostro habla en un lenguaje más antiguo que las palabras: es súplica y mandato a la vez, vulnerabilidad y autoridad entrelazadas. Nos confronta con una demanda ética que no podemos eludir, un llamado que nos constituye como sujetos responsables antes de cualquier decisión consciente.
Lo que se revela en el rostro es la imposibilidad de reducir al Otro a nuestras categorías de comprensión. Es una apertura que aparece en la apertura misma, un enigma que no pide ser resuelto sino respondido. El rostro nos habla precisamente desde esa irreductibilidad, desde esa resistencia fundamental a ser convertido en objeto de nuestro conocimiento o de nuestro poder.
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