El precio del cambio
- Admin
- 16 ene
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La psicoterapia no es un refugio contra el malestar ni una práctica de consolación. El propósito fundamental del trabajo analítico es el cambio psíquico, una transformación que por su propia naturaleza implica dolor, incomodidad y confrontación con aspectos de nosotros mismos que preferimos mantener ocultos. La función del analista no es ofrecer consuelo, sino sostener el espacio donde esta transformación dolorosa pero necesaria pueda ocurrir.
El malentendido contemporáneo que reduce la terapia a una práctica de "contención y confort" revela más sobre nuestra aversión cultural al malestar que sobre la naturaleza real del trabajo analítico. Si bien el acompañamiento y la regulación emocional son herramientas necesarias, son medios para un fin más profundo, no el fin en sí mismo. Son andamios que permiten la construcción, no la construcción misma.
Quienes nunca han experimentado un verdadero proceso terapéutico suelen confundir el soporte necesario para el trabajo con el trabajo mismo. La verdadera transformación psíquica requiere atravesar la incomodidad, habitar la angustia, confrontar lo que preferimos evitar. El confort momentáneo puede ser necesario, pero solo como plataforma desde la cual lanzarse hacia el verdadero trabajo de cambio.
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