El precio de la verdad.
- Psicotepec

- hace 2 días
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Regatean los honorarios del análisis pero pagan sin dudar lo que los mantiene enfermos. El precio incomoda cuando apunta a la verdad.

El precio de la verdad.
Regatean los honorarios del analista con vehemencia casi militante, pero pagan sin chistar la próxima dosis que los destruirá lentamente. Invierten fortunas en masterclasses que prometen transformaciones instantáneas, en coaches que venden certezas prefabricadas, en terapias exprés que garantizan felicidad sin dolor. La paradoja no podría ser más brutal: el sujeto contemporáneo está dispuesto a financiar generosamente aquello que lo mantiene enfermo, pero discute cada peso que podría acercarlo a su propia verdad.
Esta lógica revela algo perturbador sobre el valor asignado al trabajo analítico. Lo que se regatea no es dinero sino implicación: pagar por el análisis es reconocer que algo debe cambiar, que la comodidad actual tiene un costo diferido. El regateo funciona como resistencia disfrazada de pragmatismo económico. Porque es más barato seguir pagando por anestesias que enfrentar el dolor de despertar.
Los honorarios del analista no son solo una transacción comercial sino un posicionamiento ético: el análisis tiene valor porque exige trabajo, tiempo, compromiso. No vende ilusiones ni promesas de sanación mágica. El precio incomoda porque hace visible lo que el sujeto preferiría negar: que su sufrimiento le resulta paradójicamente rentable.




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