El guionista invisible
- Psicotepec

- 2 feb
- 1 Min. de lectura

La experiencia analítica nos confronta con una verdad inquietante: no somos los autores soberanos de nuestro discurso. Lejos de ser ventrílocuos que manipulan conscientemente sus palabras, somos más bien muñecos que repiten voces ajenas sin saberlo. El discurso que creemos propio está tejido con hilos de palabras prestadas, ecos de otros que nos habitan sin que lo notemos.
El inconsciente opera como un guionista anónimo que escribe nuestras líneas más íntimas. Cada lapsus, cada acto fallido, cada sueño revela la presencia de este autor oculto que habla a través de nosotros. No elegimos las palabras que nos marcan: ellas nos eligen, emergiendo desde un lugar que no controlamos, siguiendo una lógica que nos excede.
Lo que llamamos "hablar por uno mismo" es en realidad un complejo entramado de voces heredadas, significantes que nos precedieron, palabras que nos nombraron antes de que pudiéramos nombrar. La ilusión de originalidad es precisamente eso: una ilusión que el análisis viene a perturbar, revelando que somos hablados más de lo que hablamos.




Comentarios