El campo de batalla del decir
- Admin
- 25 ene
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La clínica contemporánea nos revela una verdad incómoda: no existe la neutralidad en el habla. Cada palabra que pronunciamos es una toma de posición, una manera de ubicarnos en el campo social. Cuando hablamos, no solo comunicamos: establecemos relaciones de poder, defendemos territorios simbólicos, construimos o destruimos realidades. El lenguaje nunca es inocente: es un campo de batalla donde cada frase puede ser tanto un acto de resistencia como de sometimiento.
Los analizantes que llegan a la consulta suelen creer que sus síntomas son puramente personales, hasta que descubren que su manera de hablar (o de callar) reproduce discursos sociales que los atraviesan. Sus palabras son trincheras donde se refugian o desde donde disparan. Cada sesión es una pequeña revolución potencial, donde las palabras gastadas pueden adquirir nuevos significados, donde los silencios impuestos pueden transformarse en gritos de libertad.
El verdadero acto analítico consiste en hacer visible esta dimensión política del decir. No se trata solo de interpretar síntomas, sino de ayudar al sujeto a descubrir cómo su discurso lo posiciona en el mundo. Cada intervención del analista es también un acto político: puede reforzar las estructuras de poder existentes o abrir espacios para nuevas formas de decir y de ser.
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