El algoritmo como destino
- Admin
- 23 abr
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La clínica actual es la del sujeto que confunde el deseo con el catálogo. Que busca en Amazon lo que no se atrevió a pedir en el análisis. El algoritmo es el nuevo nombre del destino.
Buscamos en pantallas lo que no podemos nombrar en palabras. Cada clic rastrea el mapa invisible de nuestros deseos, convirtiendo la angustia en datos procesables y el vacío en carrito de compras. Las plataformas digitales no venden productos sino promesas de completud: la mercancía perfecta que suturará la falta constitutiva del sujeto. La red social es el nuevo consultorio donde exhibimos fragmentos cuidadosamente editados de nuestro malestar.
Paradójicamente, cuanto más intentamos singularizarnos mediante el consumo, más idénticos nos volvemos a los perfiles que el algoritmo predice. La libertad de elección encubre nuestra servidumbre voluntaria al mercado: creemos decidir mientras repetimos patrones previsibles para la máquina. El capitalismo digital no necesita reprimirnos; le basta con ofrecernos infinitas versiones del mismo objeto imposible.
La clínica actual revela analizantes que confiesan a las cookies lo que callan en sesión. Amazon conoce sus síntomas antes que el analista, Netflix interpreta sus sueños, Instagram archiva sus identificaciones. El sujeto contemporáneo sustituye la transferencia por la subscripción premium, externalizando su inconsciente en bases de datos que convierten su intimidad en commodity.
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