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Cuando la satisfacción se vuelve obligación.

  • Foto del escritor: Psicotepec
    Psicotepec
  • hace 3 días
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Logro de la cultura del consumo: no eliminar la insatisfacción, sino hacer que la infelicidad ordinaria se sienta como una catástrofe insoportable, patologizando la condición humana como deficiencia.


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Cuando la satisfacción se vuelve obligación.


La experiencia analítica revela un giro perverso: la satisfacción ha mutado de posibilidad a mandato. Los sujetos contemporáneos llegan a consulta no porque sufran demasiado, sino porque no pueden tolerar el sufrimiento en absoluto. Cada malestar menor se registra como crisis, cada momento sin placer como patología. La cultura promete satisfacción total mientras, paradójicamente, vuelve insoportable la infelicidad ordinaria: tenemos más acceso al placer que nunca, pero menos capacidad para soportar su inevitable ausencia.


Esto produce lo que los clínicos encuentran diariamente: sujetos que experimentan la brecha entre publicidad y realidad como fracaso personal. El problema no es que la satisfacción los eluda, sino que cualquier cosa menos que una euforia constante se siente catastrófica. La cultura del consumo no falla en entregar felicidad; tiene éxito en volver intolerable la melancolía normal, transformando la falta existencial en una emergencia que requiere intervención farmacéutica o comercial inmediata.


El aspecto más cruel es que este sistema se alimenta de su propio fracaso. Cada promesa de satisfacción total eleva las expectativas mientras reduce la tolerancia, creando sujetos que necesitan dosis crecientes de novedad para mantener un contentamiento básico. El adicto simplemente encarna esta lógica sin pretensiones, eligiendo la química sobre el agotador teatro del optimismo consumista perpetuo.


Psicoterapia
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