Química del silencio
- Admin
- 13 may
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Drogamos el cuerpo para silenciar lo que no sabemos escuchar. La química: puntuación provisional para textos biológicos que nadie enseñó a leer.

Química del silencio
Cuerpos que hablan idiomas que sus propios dueños desconocen. Donde las palabras fracasan, el dolor físico construye catedrales de síntomas precisos y ordenados que ningún diccionario traduce. Buscamos en fármacos y sustancias los intérpretes para este monólogo incomprensible que emerge desde territorios anteriores al lenguaje.
El sufrimiento psíquico sin representación simbólica se materializa en carne dolorida, tejidos inflamados, órganos que protestan. Paradójicamente, cuanto más sofisticados nuestros diagnósticos médicos, menos comprendemos estos jeroglíficos corporales. Como arqueólogos frente a inscripciones de civilizaciones extintas, acumulamos datos mientras el significado profundo permanece sellado tras muros impenetrables.
La clínica contemporánea recibe estos cuerpos que sufren en dialectos pre-verbales. El verdadero desafío no consiste en silenciar síntomas sino en desarrollar gramáticas nuevas donde el dolor encuentre traducción sin recurrir a químicas que enmudecen la pregunta. Entre la medicina que medica y el psicoanálisis que escucha, estos pacientes buscan quien pueda leer las partituras escritas en sus células.
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