Más allá del juicio emocional
- Admin
- 5 ene
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En nuestro paisaje contemporáneo, nos encontramos rodeados de jueces emocionales autodesignados, siempre listos para dictaminar sobre la validez de nuestros sentimientos. Estos árbitros ubicuos del afecto dispensan sus veredictos libremente: "No seas tan sensible", "Estás exagerando", "Supéralo ya". A través de sus pronunciamientos desdeñosos, crean una cultura donde la expresión emocional auténtica se vuelve cada vez más difícil, donde ciertos sentimientos son considerados ilegítimos antes de que puedan ser plenamente experimentados.
La postura psicoanalítica ofrece una alternativa radical a esta cultura de vigilancia emocional. En el espacio analítico, los sentimientos no están sujetos a juicios ni se miden contra algún estándar arbitrario de adecuación. Por el contrario, cada emoción, sin importar cuán aparentemente irracional o socialmente inaceptable sea, es bienvenida como una comunicación significativa de la psique. El rol del analista no es validar o invalidar, sino ayudar a desplegar los significados complejos incrustados en cada experiencia emocional.
Este abrazo al espectro completo de la emoción humana abre posibilidades para la comprensión y transformación genuinas. Cuando los sentimientos dejan de ser tratados como acusados en un tribunal y se convierten en mensajeros que portan información crucial sobre nuestro mundo interior, pueden comenzar a revelar su significado más profundo. El trabajo interpretativo del analista no busca juzgar estas comunicaciones emocionales sino decodificarlas, ayudando al analizante a descubrir las verdades ocultas que sus sentimientos han estado tratando de transmitir todo el tiempo.
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