La paradoja sintomática: El plus-de-goce en la clínica
- Admin
- 23 abr
- 1 Min. de lectura
Nuestro síntoma es nuestro amante más fiel: prometemos abandonarlo mientras secretamente preparamos el próximo encuentro clandestino con su doloroso placer.

El síntoma no persiste por simple inercia sino por la satisfacción secreta que otorga. Cada patrón repetitivo que causa sufrimiento consciente produce simultáneamente un excedente de placer inconsciente, como esa copa adicional que el alcohólico se promete será la última mientras ya anticipa la siguiente. La persona que sabotea sistemáticamente sus relaciones, quien reincide en parejas que la maltratan, o quien abandona proyectos al borde del éxito, no busca simplemente el fracaso: obtiene una ganancia paradójica precisamente en la repetición de aquello que conscientemente deplora.
La contradicción fundamental es que este plus-de-goce opera de manera más eficaz cuando permanece invisible para el sujeto. Como el pescador que disfruta secretamente de regresar sin pesca para mantener intacto el deseo de volver, el analizante mantiene sus síntomas precisamente porque ofrecen una satisfacción que ninguna curación podría igualar. La prohibición misma crea un excedente de satisfacción que ningún objeto permitido podría proveer, convirtiendo cada renuncia en fuente invisible de goce suplementario.
El trabajo analítico no consiste en prometer liberación de este circuito paradójico, sino en revelar la economía libidinal que lo sostiene. Cuando el analizante descubre que su "problema" es simultáneamente su solución, que su síntoma es también su modo particular de goce, puede comenzar a responsabilizarse por esa satisfacción que obtiene en su propio malestar. Esta revelación no elimina automáticamente el síntoma, pero transforma radicalmente la relación del sujeto con aquello que lo hace sufrir precisamente porque, secretamente, también lo hace gozar.
Comments