La ilusión de la neutralidad
- Admin
- 25 ene
- 1 Min. de lectura

Existe una fantasía contemporánea particularmente peligrosa: la de poder mantenerse "fuera" de la política. Como si la posición neutral fuera posible, como si el silencio no fuera ya una forma de tomar partido. Somos seres políticos de la misma manera que los peces son seres acuáticos: no es una elección, es nuestra condición de existencia.
En cada gesto cotidiano, en cada silencio cómplice, en cada "yo no me meto en política", estamos ya haciendo política. La diferencia radica solo en si somos conscientes de nuestra posición o si preferimos la comodidad de creernos neutrales. No elegimos si participar en el juego político, solo si lo hacemos activa o pasivamente, si nadamos a favor o en contra de la corriente.
El mito de la neutralidad sirve perfectamente a los intereses del poder establecido. Cuando alguien dice "yo no hago política", está haciendo precisamente la política que el sistema necesita: la del espectador pasivo, la del cómplice silencioso. La única elección real es entre ser conscientes de nuestra posición política o dejar que otros la elijan por nosotros.
Commentaires