El Otro como interrupción matemática
- Admin
- 24 mar
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Actualizado: 24 abr
No existe una matemática existencial en la que 1+1=2. El Otro no es un segundo ejemplar de mi especie, sino un abismo categorial que ninguna comunidad absorbe, ningún "nosotros" neutraliza.

Vivimos en un mundo donde creemos que las personas son unidades separadas, que se pueden sumar o combinar según reglas simples. Esta creencia nos ayuda a organizar nuestra vida social: vemos los matrimonios como sumas perfectas, las amistades como multiplicadores de bienestar y las comunidades como colecciones de individuos. Pero cada vez que realmente nos encontramos con otro ser humano, nos damos cuenta de que esta visión es falsa. El otro no es solo una extensión de lo que ya conocemos, sino una interrupción total de nuestras ideas previas. La presencia del otro rompe todos nuestros esquemas y reglas.
La filosofía occidental ha creado sistemas complejos que intentan convertir las diferencias en algo uniforme, eliminando lo que hace único a cada ser. Desde Parménides hasta Hegel, el pensamiento dominante ha transformado las diferencias en variaciones dentro de un mismo marco. Este marco compartido nos hace creer que podemos comprender al otro completamente, porque, al final, somos iguales. Pero Levinas critica esta forma de pensar, porque elimina lo que realmente hace al otro diferente y único.
Hoy en día, encontramos personas que están muy conectadas a través de la tecnología, pero que son incapaces de tener encuentros verdaderos. Sus relaciones se basan en interacciones previsibles, donde los resultados siempre son los mismos y nada desafía su identidad. Las aplicaciones de citas, las redes sociales y las relaciones tecnológicas prometen compatibilidad, pero les falta el poder transformador que solo se da cuando un encuentro real ocurre, cuando el otro rompe nuestras expectativas y desafía nuestras ideas preestablecidas.
Referencias
Levinas, E. (2002). Totalidad e infinito: Ensayo sobre la exterioridad. (A. Leyte, Trad.). Sígueme. (Trabajo original publicado en 1961).
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