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Identidad y genocidio

  • Foto del escritor: Admin
    Admin
  • 26 nov 2023
  • 1 Min. de lectura


El sujeto contemporáneo demuestra una profunda ambivalencia: busca desesperadamente la singularidad mientras teme la exclusión. Como niños jugando ese delicado juego de "igual pero diferente", simultáneamente queremos pertenecer y destacarnos. Esta discriminación benigna – establecer límites entre el yo y el otro – forma la base necesaria para el desarrollo psíquico y representa la forma más saludable de diferenciación.


La experiencia clínica revela cómo este proceso esencial se transforma en un "othering" maligno cuando el poder entra en la ecuación. El cambio ocurre imperceptiblemente: de "Yo no soy como ellos" a "Ellos no son como nosotros" – un sutil cambio gramatical que oculta un potencial violento. Lo que comienza como establecimiento natural de límites se calcifica en jerarquías rígidas donde la diferencia se convierte en deficiencia.


Las consecuencias psíquicas van más allá de los efectos sociales visibles: las víctimas de la otredad a menudo internalizan la misma mirada que los excluye. Los marginados desarrollan una doble conciencia: verse a sí mismos tanto a través de sus propios ojos como de los espejos distorsionados que otros les presentan.


 
 
 

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